Laura paseaba junto a su padre una tranquila mañana cuando éste se detuvo en una curva. Después de un pequeño silencio preguntó:
– Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?
La niña agudizó sus oídos y segundos después respondió:
– Estoy escuchando el ruido de una carreta que se acerca a nosotros.
– Eso es -dijo el padre- y si te fijas bien, verás que es una carreta vacía.
Asombrada, Laura preguntó:
– ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si no la vemos?
– Muy fácil -respondió el padre- Podemos saber cuándo una carreta está vacía por el ruido que hace. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace. Cuanto menos cosas transporta, más aparatoso es el sonido. Lo mismo se puede aplicar a las personas que sólo saben presumir de sí mismas.
Al cabo de los años, Laura, cada vez que ve a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna, presumiendo de lo que tiene y haciendo de menos a la gente, tiene en mente las palabras sabias de su padre: «Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace»
Normalmente, quienes hablan de sí mismos sin parar son quienes menos cosas interesantes tienen que contarnos. La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas.
«Cuando somos grandes en humildad, estamos más cerca de lo grande.» Rabindranath Tagore