¡Buenos días! Hoy abordaremos en forma de relato, uno de los bienes más preciados que tenemos: el tiempo.
El tiempo es uno de los recursos más importantes y escasos que poseemos. A menudo nos quejamos que las 24 horas del día no dan de sí, no podemos abarcar el extenso abanico de tareas que nos proponemos… Con el paso del tiempo, al echar la vista atrás, lo que más se valora es el haber dedicado el tiempo a las cosas importantes y no haberlo desperdiciado en pequeñeces…
Un día, un viejo profesor fue contratado para dar una clase sobre la planificación eficaz del tiempo a un grupo de alumnos.
– Vamos a hacer un experimento.
Debajo de la mesa que lo separaba de sus alumnos, el profesor cogió un inmenso tarro de vidrio, que puso delicadamente en frente suyo.
Luego sacó alrededor de doce piedras tan grandes como bolas de tenis y las depositó, cuidadosamente, en el tarro.
Cuando el recipiente se llenó hasta el borde y ya no cabía ninguna piedra más, el profesor miró a sus alumnos y preguntó:
– ¿Les parece que el tarro está lleno?
– Sí – respondieron todos.
Entonces, el profesor, sacó de debajo de la mesa un recipiente lleno de piedrecillas. Con mucho cuidado, él las agregó las sobre las piedras grandes y sacudió ligeramente el tarro.
Las pequeñas piedras se infiltraron entre las grandes… hasta el fondo del tarro.
El viejo profesor levantó los ojos una vez más y volvió a preguntar:
– ¿Les parece que el tarro está lleno?
Esta vez sus alumnos no lo tuvieron tan claro:
– ¡Probablemente no!
El profesor esta vez sacó de debajo de la mesa una bolsa de arena. Con mucho cuidado agregó la arena al tarro.
La arena rellenó los espacios existentes entre las piedras y las piedrecitas.
– ¿Les parece que el tarro está lleno?
Sin dudarlo los alumnos respondieron:
– ¡No!
– ¡Bien!, respondió el profesor.
Por último sacó dos tazas de café y las vertió en el tarro.
El viejo profesor levantó entonces los ojos hacia su grupo y preguntó:
– ¿Qué gran verdad nos demuestra esta experiencia? Si uno mete primero la arena en el tarro, jamás podría hacer entrar las piedras después. El tarro representa la vida. Las piedras grandes simbolizan la salud, la familia, los amigos, los sueños… entendamos bien la importancia de meter esas PIEDRAS GRANDES en primer lugar en la vida. Son las cosas que, aún perdiendo todo lo demás nuestra vida seguiría estando llena..
Las piedrecillas son las otras cosas que importan, como el trabajo, la casa, el coche, etc.
La arena es todo lo demás… las pequeñas cosas.
Si ponemos primero la arena en el tarro, no habría espacio para las piedrecillas ni para las piedras.
Lo mismo ocurre con la vida
Si gastamos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, nunca tendremos lugar para las cosas realmente importantes.
Presta atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad.
Pasa tiempo con tu familia, preocúpate por tu salud, dedícale tiempo a las cosas que te gusten hacer…
Ocúpate de las piedras primero, de las cosas que realmente importan.
Establece tus prioridades, el resto es solo arena…
– ¿Y las tazas de café?
– Me alegra que me lo preguntes, no importa lo ocupada que esté tu vida, siempre habrá un hueco para una taza de café con un amigo
¡FELIZ DÍA! 🙂
Excelente interpretación me fu muy útil para compartir con mis niños de del IVciclo de primaria en un tema de comunicación.
Hola María Teresa. Nos alegramos de que te haya sido útil. Muchas gracias por comentar!!!!